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El tiempo pasó vertiginosamente. Al iniciar hoy una nueva jornada nos detenemos a reflexionar, evaluando nuestros errores y aciertos, en un balance que no siempre es positivo. Pero no por eso debemos desanimarnos ni dejar de luchar. Estamos en un nuevo año, un recomienzo, en el que las lecciones de las equivocaciones de ayer nos sirven de orientación para las decisiones de hoy.


Sera este nuevo año portador de buenas nuevas? ¿Se convertirán en realidad los sueños que soñamos?¿Alcanzaremos un desarrollo mayor en nuestras experiencia cristiana?¿Triunfaremos sobre nuestras deficiencias de carácter? Estas y otras preguntas agitan el pensamiento cuando todavía sentimos las emociones y las expectativas de una nueva etapa en nuestra vida.

El nuevo año llega como una criatura, lleno de esperanzas, de posibilidades y de promesas; pero depende de nosotros el que esas esperanzas se conviertan en realidad, que los sueños se concreten, que las promesas se cumplan.

El mundo vive una crisis profunda. Esta es una hora de incertidumbre, de preocupación, de inestabilidad y de inseguridad. Vivimos, es verdad, la revolución del computador, del internet y de la automatización. Pero, junto con el progreso científico y los avances tecnológicos, asistimos impotentes al aumento de la violencia, al suicidio ecológico, al urbanismo deshumanizado y a la presencia siniestra del hambre. Nos encaminamos hacia una situación parecida a la de un animal acosado, sin espacio para moverse.

Vivimos en una época marcada por inmensas contradicciones. Se proclaman las virtudes de la amor y la paz, pero se cultiva el odio y la guerra. Se predica la unión y la solidaridad, y sin embargo, se multiplican la competición y la rivalidad.

Pero, aunque estemos rodeados de tantas contradicciones, no permitamos que este nuevo año sea vivido en estado de tensión o angustia. En medio de las tinieblas que envuelven el mundo, resuena la voz de Dios.

"Te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en donde quiera que vayas”
Con esta alentadora promesa en mente, recorramos con coraje el nuevo año, seguros de que el señor nos ofrece una nueva oportunidad de crecimiento en la fe y en nuestra experiencia Cristiana

2 comentarios:

  1. Esta reflexion me parece muy bonita...

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  2. Es la pura realidas algo rk sin.pensarlo mucho, lo estamos viviendo. Recapacitemos y hagamos algo.

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