on
La tolerancia, al igual que cualquier otra virtud, debe ser manifestada con equilibrio, porque de no ser así, deja de ser una virtud para convertirse en todo lo contrario, es decir, en un defecto. Cuando la tolerancia se expresa de un modo extremado, tanto si es por exceso, como por escasez, se incurre en un error y sus resultados son negativos. Si somos excesivamente tolerantes, nuestro comportamiento será demasiado permisivo e indulgente con todo aquello que en realidad merece oposición.
Si por contra, somos intolerantes, nuestra severidad hará enfrentarnos a todo aquello que requiere condescendencia y comprensión. En definitiva, la tolerancia, como toda virtud, se considera como tal siempre y cuando sea manifestada con equilibrio, algo propio de personas equilibradas cuya forma de pensar y por ende de actuar, están en sintonía con las Leyes Naturales que nos rigen.

Por: Edmund Burke, (1729-1797). Famoso político y escritor irlandés.

0 comentarios:

Publicar un comentario