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Yo quiero saber lo que quiero es una afirmación clave en la vida de una persona, ya que puede cambiar radicalmente lo que siente, lo que hace y lo que piensa.

Concentrarse es mantener la mente en algo durante un tiempo y controlar los desvíos.

La concentración es el medio y el querer es el fin. La vida nos somete a un test continuo entre el querer y el poder. Concentrarse en una idea o en un concepto como Yo quiero saber lo que quiero le da a la mente una dirección hacia su mundo interior.

Para optimizar el proceso de convertir el querer en poder hay que saber lo que nos apasiona. La energía necesaria para el logro de cualquier objetivo importante se nutre de la batería interior del autoconocimiento, para de aprender a ser lo que queremos ser.

Cuando la rutina nos hace olvidar el propósito original, trabajamos sin saber por qué. Para salir del encierro, cuando la atención se atasca, la mejor estrategia es volver al resultado esperado, alineando el foco de atención con la asignación de importancia. Para eso hay que repetir Yo quiero saber lo que quiero, o simplemente yo quiero, cuando la verdad aparece.



Serás lo que sepas ser o no serás nada. Al saber lo que queremos la energía circula por el hemisferio creativo del cerebro. Entonces la imaginación abre ventanas hacia el futuro para que la voluntad elija. Inspirar la vida en un propósito y concentrarse en él, permite observar al suceso como oportunidad. El esfuerzo sin método agiganta el obstáculo. Hay que saber navegar por la mente y ante el extravío concentrarse: Yo quiero saber lo que quiero.

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